...with God all things are possible (Matt. 19:26). ...para Dios todo es posible (Mateo 19:26).
Thursday, February 23, 2012
Rain (Lluvia)
It's a rainy winter day. The pitter-patter of raindrops reminds me of childhood days in Colombia...
...hearing buckets of rain pounding on the tin roof
...holding an umbrella and feeling the vibration of each raindrop
...playing mud-soccer in a downpour
...splashing barefoot through puddles
...curling up in a hammock and watching it pour...
Ah, good times. Happy memories. =)
Somehow rain in California or Arizona or Florida just doesn't feel the same as rain in Colombia.
In Colombia I could smell the rain approaching before it actually came down.
I could feel the stirring in the wind.
I could see the clouds sweep across the valley obscuring everything from sight.
I could hear the movement of the rain before even one drop fell.
In Colombia rain was an experience - engaging all my senses, delighting my heart, refreshing my soul.
Perhaps you've had a similar experience with another part of God's creation.
...standing in the shade of a huge tree, feeling a gentle breeze wrap around you like a comforting friend
...sitting on the beach watching the waves roll in, hearing the pounding of the surf, smelling the salty breeze
...hiking to the top of a summit and catching your breath at the view before you....
These are special moments, moments when we get...
a glimpse
a touch
a taste
a whisper
...of the Divine.
"The LORD said [to Elijah], 'Go out and stand on the mountain in the presence of the LORD, for the LORD is about to pass by.'
Then a great and powerful wind tore the mountains apart and shattered the rocks before the LORD, but the LORD was not in the wind. After the wind there was an earthquake, but the LORD was not in the earthquake. After the earthquake came a fire, but the LORD was not in the fire. And after the fire came a gentle whisper." -1 Kings 19:11-12
Many times it's not the dramatic things that open our eyes to God, but the simple, quiet things...the gentle whispers of His Spirit.
Are we watching, waiting, listening?
Let it rain, Lord. Let it rain.
Lluvia
Es un día lluvioso de invierno. El repiqueteo de las gotas de lluvia me recuerda los días de mi niñez en Colombia. . .
. . . escuchando baldados de agua golpeando en el techo de zinc
. . . sosteniendo una sombrilla y sintiendo la vibración de cada gota
. . . jugando fútbol en el barro en un aguacero
. . . salpicando descalza entre los charcos
. . . arrunchándome en una hamaca y viendo llover. . .
Ah, buenos tiempos. Recuerdos felices.=)
De alguna manera la lluvia en California, Arizona o Florida sencillamente no se siente igual que en Colombia.
En Colombia podía oler la lluvia aproximándose antes de que cayera.
Podía sentir la agitación en el viento.
Podía ver las nubes extenderse por todo el valle oscureciendo todo a la vista.
Podía oír el movimiento de la lluvia antes que siquiera una gota cayera.
En Colombia la lluvia era una experiencia – que involucraba todos mis sentidos, deleitando mi corazón, refrescando mi alma.
Quizá hayas tenido una experiencia similar con otra parte de la creación de Dios.
. . . pararte a la sombra de un árbol gigantesco, sintiendo una brisa suave envolviéndote como un amigo consolador
. . . sentarte en la playa viendo las olas enroscarse, escuchando su golpeteo, oler la brisa salada
. . . caminar hasta la cima de una cumbre y recuperar tu aliento ante la vista delante de ti. . .
Estos son momentos especiales, momentos cuando obtenemos. . .
un vistazo
un toque
una muestra
un susurro
. . . del Divino.
“Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.” -1 Reyes 19:11-12
Muchas veces no son las cosas dramáticas las que abren nuestros ojos a Dios, sino las sencillas, silenciosas. . . los suaves susurros de Su Espíritu.
¿Estamos observando, esperando, escuchando?
Que llueva, Señor. Que llueva.
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