Guest Post by author Cindy Mallin: "I'm The One Who Makes Mistakes"
My friend, Joanna, has generously and graciously invited me to be a guest today on her blog. Thank you, Joanna!
I have learned a lot from Joanna, beginning with the day a friend loaned me Joanna’s book to read (Grace in Time of Need). She and I share a common bond in that we each have experienced health challenges. She showed me that the living God we serve is great!
Because I am married (and have been divorced), I wanted to share some thoughts about marriage. I am over-the-top-blessed with my marriage to Mickey. But I also know what it is like to feel buried alive in a marriage that was just really hard, and then in the end, to struggle to survive what was to me, an unsurvivable situation – divorce. It came very close to taking me down.
Mickey and I met in January 2005, and were married in 2007. Because we both have histories with long-term, difficult marriages (translation: baggage), we would often trigger the other without knowing it. We each had spouses who just “never made mistakes.” Of course, that is not true, but it is what was presented to us. That meant that in my previous marriage, everything “bad” that happened was – of course – my fault. In Mickey’s marriage, everything bad, every mistake, was always his fault.
Turns out, this led to some tricky situations!
One day, Mickey arrived back home from a round of ordinary, mundane errands, when he suddenly became visibly anxious. I looked at him curiously, wondering what this was about. I had no idea. Turns out, he had failed to complete one of his three tasks. Not a single task was terribly urgent; all could easily wait a day or two. But from his personal past, he triggered straight into an involuntary flashback, and his automatic response was to brace himself for a verbal lashing. He just “knew” this was “all his fault.”
I looked at him for a long minute. I love this guy. He does not have to be perfect. Of course he makes mistakes! I do too!
So, here we were, the two of us in this new marriage, me with a trigger to “know” that whatever happened, it was always going to be my fault, and Mickey with a trigger that he made a mistake and was about to be raked over the coals (even though it was a minor incident).
In a flash of awareness, I started laughing and blurted out, “I love it! You’re the husband who makes mistakes!” It was so refreshing to me to have a husband who made mistakes, and could just acknowledge his mistake, and go on.
The look on his face changed from anxious worry to a grin, and then laughter. “Yes,” he repeated, “I am the husband who makes mistakes!”
And now, that is one of our theme songs. Anytime either of us makes a mistake, we acknowledge it, and follow up with, “I’m the wife/husband who makes mistakes!” We say it all the time. As I write this, now some five years later, we still say it – and laugh!
We love being married to someone who makes mistakes!
And then we decided to make these silly occasions an opportunity for laughter! It was important to tell the other when a trigger occurred, but after that, there was a choice. Anger? Or laughter? We chose laughter.
If you are married to someone who makes mistakes (hint: look in the mirror), please consider choosing laughter! You both do it, so let it go. Laugh together, forgive each other.
“Love is patient, love is kind. It does not envy, it does not boast, it is not proud. It does not dishonor others, it is not self-seeking, it is not easily angered, it keeps no record of wrongs.” (1 Cor. 13:4-5)
Cindy Mallin is the author of Simple Trust, Simple Prayers - Life-changing Lessons from the Journals of George Mueller
You can check out Cindy's book and read her blog here:
Yo Soy Alguien Que Comete Errores
Mensaje por la autora invitada Cindy Mallin: “Yo Soy Quien Comete Errores”
Mi amiga Joanna me invitó generosa y bondadosamente a ser huésped de su blog hoy. ¡Gracias, Joanna!
He aprendido mucho de Joanna, comenzando con el día cuando una amiga me prestó su libro (Gracia en Tiempo de Necesidad) para que lo leyera. Ella y yo compartimos un lazo común en que ambas hemos experimentado desafíos de salud. Ella me mostró que ¡el Dios vivo a quien servimos es grandioso!
Porque estoy casada (y he estado divorciada), quería compartir algunos pensamientos acerca del matrimonio. Soy supremamente bendecida con mi matrimonio con Mickey. Pero también sé lo que es sentirse sepultada viva en un matrimonio que fue realmente difícil y luego, al final luchar por sobrevivir lo que para mí era una situación imposible de sobrevivir – divorcio. Estuvo muy cerca de tumbarme.
Mickey y yo nos conocimos en enero de 2005 y nos casamos en 2007. Como ambos tenemos historias con matrimonios largos y difíciles (traducción: equipaje), con frecuencia nos provocábamos uno al otro sin saberlo. Ambos tuvimos esposos que sencillamente “nunca cometían errores.” Claro, eso no es cierto, pero fue lo que se nos presentó. Eso significaba que en mi matrimonio anterior todo lo “malo” que sucedía era –por supuesto- mi culpa. En el matrimonio de Mickey, todo lo malo, cada error, era siempre su culpa.
Resultó que ¡esto llevó a algunas situaciones complicadas!
Un día, Mickey regresó a casa de una ronda de diligencias ordinarias, mundanas, cuando de repente se puso visiblemente ansioso. Lo miré con curiosidad, preguntándome de qué se trataría. Yo no tenía idea. Resultó que había fallado en completar una de sus tres tareas. Ninguna de esas tareas era terriblemente urgente; todo podía fácilmente esperar uno o dos días. Pero por su pasado personal, cayó directo en un recuerdo involuntario y su respuesta automática fue envolverse a sí mismo en un latigazo verbal. Sencillamente “sabía” que esto era “toda su culpa.”
Lo miré por un minuto largo. Amo a este hombre. No tiene que ser perfecto. ¡Claro que comete errores! ¡Yo también!
Así que, allí estábamos, nosotros dos en este nuevo matrimonio, yo con una tendencia de “saber” que cualquier cosa que pasara iba a ser mi culpa y Mickey con una tendencia a que cometió un error y estaría a punto de ser rastrillado sobre las brasas (aunque sólo fuera un incidente menor).
En un instante de conciencia, me eché a reír y dejé escapar: “¡Amo esto! ¡Eres el esposo que comete errores!” Fue muy refrescante para mí tener un esposo que cometía errores, podía reconocerlos y, continuar.
La mirada en su rostro cambió de una preocupación ansiosa a una sonrisa y luego risa. “Sí,” repitió: “¡Soy el esposo que comete errores!”
Y ahora, este es uno de nuestros temas de canciones. Cada vez que uno de nosotros comete un error, lo reconocemos y seguimos con: “¡Soy la esposa/el esposo que comete errores!” Lo decimos todo el tiempo. Al escribir esto, ahora, como cinco años después, todavía lo decimos - ¡y reímos!
¡Nos encanta estar casados con alguien que comete errores!
Y ¡entonces decidimos hacer de estas ocasiones tontas una oportunidad para la risa! Fue importante contarnos uno al otro cuando ocurría una provocación, pero después de eso, había una decisión. ¿Ira? O ¿risa? Escogimos la risa.
Si estás casado con alguien que comete errores (sugerencia: mira al espejo), por favor, ¡considera escoger la risa! Háganlo ambos, así que déjenlo ir. Rían juntos, perdónense uno al otro.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.” (1 Co. 13:4-5)
Cindy Mallin es la autora de Confianza Sencilla, Oraciones Sencillas – Lecciones que cambian vidas tomadas de los diarios de George Mueller
Puedes dar un vistazo al libro de Cindy y leer su blog aquí:
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