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Wednesday, August 14, 2013

"Who Do You Say I Am?" (¿Tú Quien Dices Que Soy?)


Jesus and His disciples went on to the villages around Caesarea Philippi. On the way He asked them, “Who do people say I am?”

They replied, “Some say John the Baptist; others say Elijah; and still others, one of the prophets.”
“But what about you?” He asked. “Who do you say I am?”
Peter answered, “You are the Messiah.” -Mark 8:27-29

Jesus was a controversial figure in many ways. He wasn't the kind of man you could figure out or label, though many tried. Even His own disciples were often confused about what Jesus said or did. 

To Jesus the most important thing wasn't what people said about Him. It was who they believed He was.

One day Jesus asked his disciples, "Who do people say I am?" The disciples knew what rumors and theories were floating around about Jesus.

Then Jesus asked them, "Who do you say I am?" Peter spoke up for them all - "You are the  Messiah." 

Did Peter fully understand all that "Messiah" meant? Apparently not (just keep reading Mark 8 to see). But he knew Jesus wasn't who all the people said He was. Peter knew Jesus was the One he'd been waiting for, the One he wanted to follow for the rest of his life.

What about you? Have you ever heard Jesus asking you, "Who do you say I am?" 

Not, "what do you think about me?" or "what have you heard about me?"

But "Really, truly, who do you say I am?" 

I was only five when I answered this question with "You're my Savior." As the years have passed, I've added more answers, like "You're my strength, my hope, my best friend." 

Lately I heard Jesus asking me yet again, "Joanna, who do you say I am? Not just with all you've learned in the past, but today, right here, right where you are, who am I to you?"

I knew the answer I wanted to give, but I couldn't say it with full sincerity of heart. Instead I offered it as a prayer, "This is my desire Jesus, that I can say - you are the very air I breathe. You are every beat of my heart!"

Isn't it amazing that our perfect Messiah is not content to simply save us? He wants to be so close to us that His presence is like oxygen and His love is our life. 

Jesus is SO MUCH MORE than we can imagine! May we respond to His loving pursuit with whole-hearted, joyful abandon.



¿Tú Quien Dices Que Soy?

“Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista;  otros, Elías;  y otros,  alguno de los profetas.
Entonces él les dijo: Y ustedes, ¿quién dicen que soy?  Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.” –Mr. 8:27-29

Jesús fue una figura controversial de muchas maneras. No era la clase de hombre que podrías entender o etiquetar, aunque muchos lo intentaron. Incluso Sus propios discípulos se confundían con frecuencia con lo que hacía o decía.

Para Jesús lo más importante no era lo que la gente decía de Él, sino quién creían que era.

Un día Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” Los discípulos sabían los rumores y teorías que flotaban alrededor de Jesús.

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” Pedro habló por todos ellos – “Tú eres el Cristo”.

¿Entendía Pedro completamente todo lo que “el Cristo” significaba? Aparentemente no (sólo sigue leyendo Marcos 8 para verlo). Pero sabía que Jesús no era quien toda la gente decía que era. Sabía que era Aquel por quien había estado esperando, Aquel a quien quería seguir por el resto de su vida.

¿Y qué de ti? Alguna vez has escuchado a Jesús preguntándote: “¿Tú quien dices que soy?”

No “¿Qué piensas de mí?” o “¿Qué has escuchado acerca de mí?”

Sino “Realmente, verdaderamente, ¿quién dices que soy?”

Yo tenía solamente cinco años cuando respondí a esta pregunta con “Eres mi Salvador.” Con el pasar de los años he agregado más respuestas, como “Eres mi fuerza, mi esperanza, mi mejor amigo.”

Últimamente le he escuchado preguntarme una vez más: “Joanna, ¿quién dices que soy? No sólo con todo lo que has aprendido en el pasado, sino hoy, justo aquí, justo donde estás, ¿quién soy para ti?”

Sabía la respuesta que quería dar, pero no podía darla con total sinceridad de corazón. En lugar de eso la ofrecí como una oración: “Este es mi deseo Jesús, que pueda decir – eres el aire mismo que respiro. ¡Eres cada latido de mi corazón!”

¿No es maravilloso que nuestro perfecto Mesías no esté contento sencillamente con salvarnos? Quiere estar tan cerca de nosotros que Su presencia es como oxígeno y Su amor es nuestra vida.

¡Jesús es MUCHÍSIMO MÁS de lo que podemos imaginar! Respondamos a Su amorosa búsqueda con un abandono gozoso, de todo corazón.

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