Most of Jeremiah's writings are warnings and predictions of judgement for his country (Israel). For Jeremiah, being a prophet was a sorrowful and painful calling. He rarely got to deliver good news.
In chapter 32, God told Jeremiah once again that Jerusalem would be destroyed by the Babylonian army. But then God added these incredible words of promise:
I [God] will surely gather them [Israel] from all the lands where I banish them...They will be my people, and I will be their God. I will give them singleness of heart and action, so that they will always fear me for their own good and the good of their children after them. I will make an everlasting covenant with them: I will never stop doing good to them, and I will inspire them to fear me, so that they will never turn away from me. I will rejoice in doing them good and will assuredly plant them in this land with all my heart and soul. -Jeremiah 32:37-41
Did you catch that last sentence? God said He will rejoice in doing them good with all His heart and soul!
Israel had done absolutely nothing to deserve such promises. In fact, they had provoked God with their rebellion and idolatry.
Yet the heart of Almighty God is so filled with goodwill, that He gave a hopelessly rebellious nation these promises! He wants to do good, even to those who would never deserve it.
This astounds me.
Then I realized that we (non-Jews) are much like the nation of Israel was. Individually we are all born as sinners. We don't do anything to deserve God's kindness. In fact, we dishonor Him every day with our sin.
Yet the heart of Almighty God is so filled with goodwill that He sent His own Son, Jesus, to pay the penalty for our sins. And He gave us precious promises far beyond what we can comprehend (2 Pet. 1:3-4). God rejoices in doing good to us - not because of anything we deserve, but because of His divine goodwill.
I don't know about you, but I'm overwhelmed with awe when I think about this.
So many times we hear people ask, "Why does God allow bad things to happen to good people?" A better question would be, "Why in the world would a holy, perfect God have any goodwill at all toward sinful people?"
I certainly can't explain it. Yet I can't help but lift my hands and dance in grateful praise to my awesome God - for His heart of goodwill toward me.
Glory to God in the highest,
And on earth peace, goodwill toward men! -Luke 2:14
Divina Buena Voluntad
Cuando estaba leyendo en Jeremías la semana pasada, quedé asombrada por algo que no había visto antes.
La mayoría de los escritos de Jeremías son advertencias y predicciones de juicio para su país (Israel). Estaba llamado para ser profeta de aflicción y dolor. Raras veces llevó buenas noticias.
En el capítulo 32, Dios le dice una vez más a Jeremías que Jerusalén será destruida por el ejército babilonio. Pero luego agregó estas increíbles palabras de promesa:
Voy a reunirlos de todos los países adonde en mi ira, furor y terrible enojo los dispersé, y los haré volver a este lugar para que vivan seguros. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Haré que haya coherencia entre su pensamiento y su conducta, a fin de que siempre me teman, para su propio bien y el de sus hijos. Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí. Me regocijaré en favorecerlos, y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente en esta tierra. –Jeremías 32:37-41
¿Entendiste esa última oración? ¡Dios dijo que se regocijará en favorecerlos con todo Su corazón y toda Su alma!
Israel no había hecho absolutamente nada para merecer tales promesas. De hecho, habían provocado a Dios con su rebelión e idolatría.
Sin embargo el corazón de Dios Todopoderoso está tan lleno de buena voluntad, ¡que dio a una nación perdidamente rebelde estas promesas! Él quiere hacer bien, incluso a aquellos que nunca lo merecerían.
Esto me asombra.
Después me di cuenta que nosotros (no judíos) somos muy parecidos a la nación de Israel. Individualmente todos nacimos como pecadores. No hacemos nada para merecer la amabilidad de Dios. De hecho, lo deshonramos todos los días con nuestro pecado.
Sin embargo el corazón del Dios Todopoderoso está tan lleno de Buena Voluntad que envió a su propio Hijo, Jesús, para pagar la pena por nuestros pecados. Y nos dio promesas preciosas más allá de lo que podemos comprender (2Pedro 1:3-4). Dios se regocija en hacernos bien – no por algo que merezcamos, sino por su divina buena voluntad.
No sé tú, pero yo me siento abrumada de admiración cuando pienso en esto.
Muchas veces escuchamos a la gente preguntar: “¿Por qué permite Dios que le pasen cosas malas a gente buena?” Una mejor pregunta sería: ¿Por qué razón un Dios santo, perfecto, habría de tener siquiera un poquito de buena voluntad hacia gente pecadora?”
Ciertamente no puedo explicarlo. Sin embargo no puedo dejar de levantar mis manos y danzar en agradecida alabanza a mi maravilloso Dios – por Su corazón de buena voluntad hacia mí.
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad. –Lucas 2:14