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Thursday, July 10, 2014

Grateful (Agradecido)


Today I thought I'd do something a bit different and post a little story I wrote a few years ago. This kind of story is often called "flash fiction" because it's so short. But it's a good reminder for me of all I have to be grateful for. Enjoy!


A Good Day

Gunshot wounds, poison ivy, broken arms…talk about a rough day. Six hours into my shift, I finally had five minutes to gulp down a cup of coffee. EMT training was tougher than I expected, especially the required ER duty. 
I threw away the styrofoam cup and hustled back to the ER just in time for the next emergency. 
“Nineteen-year old male, stab wound in the back, unresponsive.” The EMT quickly relayed pertinent information to the doctor as they wheeled the patient down the hall and into a room. 
“Chest compressions – go!” The ER doctor shoved me into place beside the gurney while other staff bustled around the room hooking the patient up to various equipment.
I focused on the man’s chest, continuing CPR. After several minutes, I suddenly noticed a scalpel between my hands. The doctor made a quick incision and the patient’s chest fell open. I stepped back as blood spurted everywhere. 
“Clamp!” yelled the doctor. With the bleeding stopped, he reached into the chest cavity and lifted the heart so he could hold it. Gently he began to massage the man’s heart. 
Seconds ticked by…turning into minutes.
Then, a thunderous “beep” sounded from the machine beside me.
“We’ve got a heartbeat!” called the nurse. 
The doctor placed the man’s heart back in its place. “Get him into surgery.” 
I steered clear as the nurses quickly rolled the patient away. 
The rest of my shift went by in a blur. Finally it was time to head home. In a fog of fatigue, I wandered through the parking lot toward my car.
A horn blared; tires squealed. My heart stopped. Then started racing. 
“Watch it!” A man yelled from the blue ford that had just missed me. 
I stepped to the side and leaned on a pickup as the guy drove away. My heartbeat slowly returned to normal. 
My heart! Still beating.
I smiled. It was a good day. 


It's easy to take our many gifts for granted. Today I thank God again for ears that hear and eyes that see. 

What are you grateful for?


Agradecido

Hoy pensé hacer algo un poquito diferente y publicar una pequeña historia que escribí hace unos años. Con frecuencia, esta clase de historia es llamada “ficción flash” por ser tan corta. Pero para mí es un buen recordatorio de todo aquello por lo que debería estar agradecida. ¡Disfrútala!

      Un Buen Día

   Heridos de bala, hiedra venenosa, brazos rotos … hablemos de un día difícil. A las seis horas de mi turno, finalmente tuve cinco minutos para sorber una taza de café. El entrenamiento EMT (Técnico para Emergencias Médicas) fue más difícil de lo que esperaba, especialmente el turno requerido en Urgencias.
    Tiré la taza de icopor y me apresuré a regresar a Urgencias apenas a tiempo para la siguiente emergencia.
    “Hombre de diecinueve años, herida por apuñalamiento en la espalda, no responde.” Rápidamente el EMT transmitió al doctor la información pertinente, mientras empujaban al paciente, en una silla de ruedas, por el corredor, hasta una habitación.
    “¡Compresiones en el pecho – vamos!” El médico de urgencias me empujó al lado de la camilla mientras otros miembros del equipo hacían bullicio alrededor del cuarto conectando el paciente a varios aparatos.
     Yo me concentré en el pecho del hombre, continuando la Resucitación Cardio Pulmonar. Después de varios minutos, repentinamente noté un escalpelo entre mis manos. El doctor hizo una incisión rápida y el pecho del paciente quedó abierto. Yo retrocedí mientras la sangre salpicaba por todas partes.
     “¡Pinza!” Gritó el doctor. Con la hemorragia detenida, metió la mano en la cavidad del pecho y levantó el corazón para poder sostenerlo. Comenzó a masajear suavemente el corazón del hombre.
     Los segundos iban pasando… convirtiéndose en minutos.
     Luego sonó un estruendoso “bip” de la máquina al lado mío.
     “¡Tenemos un latido!” dijo la enfermera.
     El doctor colocó de nuevo el corazón del hombre en su sitio. “Llévenlo a cirugía.”
   Yo me alejé mientras les enfermeras llevaban al paciente rápidamente.
     El resto de mi turno pasó borroso. Finalmente era tiempo de ir a casa. En una nube de fatiga, recorrí el parqueadero hacia mi carro.
   Una bocina resonó; chirriaron neumáticos. Mi corazón se detuvo. Luego comenzó a correr.
     “¡Fíjate!” Gritó un hombre desde el ford azul que por poco me atropella.
    Me hice a un lado y me incliné sobre una furgoneta mientras el hombre se alejaba. Los latidos de mi corazón volvieron a la normalidad lentamente.
    ¡Mi corazón! Todavía latiendo.
    Sonreí. Fue un buen día.

           
Es fácil tomar por descontado nuestros muchos regalos. Hoy nuevamente doy gracias a Dios por oídos que escuchan y ojos que ven

¿Por qué estás agradecido tú?

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