"The depth of a soul is not measured by what appears on the surface, but what lies in the heart."
Several years ago I was in yet another doctor's office. I was sitting in a cold, little room waiting for the next doctor on my list of doctors to see. As I sat there, I noticed a poster on the wall. It was a picture of an iceberg, with the above quotation written in bold script. Only a small piece of ice was visible above the water, while a huge mass of ice was underneath the water.
I stared at that picture. I read the words several times. Then I wrote them down in a little notebook I carried in my purse. I know to some people this might seem like just another "motivational" poster. But for me it was a message of hope to a hurting heart.
After years of illness, I felt like my exterior was wasting away. When I looked in the mirror I saw only a shell of who I used to be. I think I felt like that tiny piece of visible ice, floating in a lonely sea, seemingly insignificant. I needed to be reminded that what others saw or even what I saw on the outside was not the measure of who I was. Or who I would be.
I needed to know that when God looked at me, He saw the huge mass of potential, of substance, of life that was inside me. He doesn't look at the outward appearance. He sees the heart.
It was a timely message for me, one of God's little gifts in a season of intense suffering.
It's funny how, years later, I still need to be reminded of this truth. Believe it or not, today I was cleaning out my purse, and I found the little piece of paper where I wrote that quote. I had forgotten about that moment (and so many other moments from my years of illness). But when I read the quote, the memory came back to me. And I started to cry. Not because it was a sad memory. But because today I needed to hear that truth once again. And God, in His grace, resurrected a tiny piece of paper with a powerful message.
Even when I can't see more than the exterior of who I am, God sees my heart. He sees things I don't even know are inside me. He knows the measure of my soul - the soul He created and saved and healed and is transforming and filling for His glory!
There is more to me than what others see, than what I can see.
There is more to you than what others see, than what you can see.
Let's keep asking God to show us what He sees. Let's hold on to faith, believing that what God has planted in us, He will bring forth from us in His way and His time, to bless others and to bring Him glory.
The depth of your soul is not measured by what appears on the surface, but what lies in your heart.
For you created my inmost being; you knit me together in my mother's womb. I praise you because I am fearfully and wonderfully made; your works are wonderful, I know that full well.
-Psalm 139:13-14
-Psalm 139:13-14
Lo que Dios Ve
“La profundidad de un alma no se mide por lo que aparece en la superficie, sino por lo que yace en el corazón.”
Hace varios años yo estaba en otro consultorio médico. Estaba sentada en un cuartico frío, esperando por el siguiente doctor en mi lista de todos los que tuve que ver. Ahí sentada noté un afiche en la pared. Tenía el dibujo de un iceberg, con la cita anterior escrita en negrilla. Solamente una pequeña parte del iceberg se veía por encima del agua, pero una enorme masa de hielo estaba por debajo.
Miré fijamente ese dibujo. Leí las palabras varias veces. Luego las escribí en una libretica que cargaba en mi bolso. Sé que para algunas personas este puede parecer simplemente otro afiche “motivacional”. Pero para mí fue un mensaje de esperanza para un corazón adolorido.
Después de años de enfermedad, sentía que mi exterior se estaba consumiendo. Cuando miraba al espejo solamente veía un caparazón de quien solía ser. Creo que me sentía como aquel pequeño pedazo visible de hielo, flotando en un solitario mar, aparentemente insignificante. Necesitaba que se me recordara que lo que otros veían o incluso lo que yo veía en el exterior no era la medida de quien yo era. O quien sería.
Necesitaba saber que cuando Dios me miraba, veía la enorme masa de potencial, de sustancia, de vida que había dentro de mí. Él no mira la apariencia exterior. Él ve el corazón.
Fue un mensaje oportuno para mí, uno de los pequeños regalos de Dios en una época de sufrimiento intenso.
Es gracioso como, años después, todavía necesito que se me recuerde esta verdad. Lo creas o no, hoy estaba limpiando mi bolso y encontré el pedacito de papel donde escribí esa cita. Me había olvidado de ese momento (y tantos otros momentos de mis años de enfermedad). Pero cuando leí la cita, me volvió el recuerdo. Y comencé a llorar. No porque fuera un recuerdo triste. Sino porque hoy necesitaba escuchar esa verdad otra vez. Y Dios, en Su gracia, resucitó un pedacito de papel con un poderoso mensaje.
Incluso cuando no puedo ver más que el exterior de quien soy, Dios ve mi corazón. Él ve cosas que yo ni siquiera sé que están dentro de mí. Él sabe la medida de mi alma –el alma que Él creó, salvó y curó y que ¡está transformando y llenando para Su gloria!
Hay más para mí que lo que otros ven, de lo que yo puedo ver.
Hay más para ti que lo que otros ven, de lo que puedes ver.
Sigamos pidiendo a Dios que nos muestre lo que Él ve. Aferrémonos a la fe, creyendo que lo que Dios ha plantado en nosotros, lo hará resplandecer a Su manera y en Su tiempo, para bendecir a otros y traer gloria a Sí mimo.
La profundidad de tu alma no se mide por lo que aparece en la superficie, sino por lo que yace en tu corazón.
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
–Sal. 139:13-14
–Sal. 139:13-14
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