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Wednesday, June 3, 2015

Compassion (Compasión)


Today I wanted to share something that my friend Adam posted on his blog earlier this year. I hope it blesses you like it did me. 


by Dr. Adam McClendon
Pastor of Springhill Baptist Church

I live near a Panera Bread, and it makes for such an easy meeting location. Recently, on a Sunday afternoon, a man going through a difficult time called and asked me to meet him there. On our way in, I noticed a homeless man sitting on a bench nearby. I didn’t think much of it until I was leaving.

As I began to drive away from Panera, I sensed the Lord prompting me to go back and help him. I didn’t know what to do or say and I wasn’t real comfortable with the idea of getting back out in the 30-degree weather, especially considering it was raining. Nonetheless, at what I believed to be the Lord’s prompting, I turned around, parked, and walked up to the man.

As I entered into a conversation, I was informed someone had just purchased him a fresh cup of coffee and a nice warm meal. I was also informed that there was another guy up the street at Walgreens who really needed my help.

At this point, a private conversation quickly ran through my head, “What? As if it wasn’t awkward enough walking up to you. Like I’m going to inconvenience myself even more by driving down the street looking for someone I don’t even know?”

I nodded politely, blessed the man, and began walking to my car feeling relieved that my responsibility was over.

As I began to drive off, I was still debating whether or not to go by Walgreens and look for someone I didn’t even know.

I didn’t hear a voice from God saying that I had to do it. I didn’t necessarily sense a prompting of the Spirit. What did happen was a moment of clarity whereby a simple and yet provocative thought entered into my mind: “that could be my child.”

Hard times hit us all. People are homeless for a variety of reasons ranging from addiction, mental illness, injury, financial collapse with no family to help, etc. That man was someone’s son. He might even be someone’s brother or father, uncle or nephew, but what if he were my son?

Well, the debate was over. I drove around and looked for him until I found him walking to another establishment looking for relief from the weather.

I will not share all that I decided to do to help the man, but I will say, it came a lot easier thinking about the reality that this could be my son. I felt compassion (not pity) in a way that I had not in a long time.


The LORD is gracious and righteous; our God is full of compassion. -Psalm 116:5


Compasión

Hoy quería compartir algo que mi amigo Adam publicó en su blog al comienzo de este año. Confío en que te bendiga como me bendijo a mí.


Publicación de invitado: “Ése podría ser mi hijo”
por el doctor Adam McClendon, 
Pastor de la iglesia bautista de Springhill

Vivo cerca de una Panera Bread (N. T. Cadena de panaderías y pastelerías famosas en los Estados Unidos) y es un sitio muy fácil como punto de encuentro. Hace poco, un domingo por la tarde, un hombre atravesando por un tiempo difícil me llamó y me pidió que nos encontráramos allí. Al entrar, noté a un indigente sentado en un banco cercano. No pensé mucho en eso hasta que iba saliendo.

Mientras me alejaba de Panera, sentí que el Señor me impulsaba a regresar y ayudarle. Yo no sabía qué hacer o qué decir y en realidad no estaba cómodo con la idea de volver a salir a un clima de apenas un poco más de un 1º C, especialmente considerando que estaba lloviendo. Sin embargo, ante lo que pensé que era el impulso del Señor, di la vuelta, parqueé y caminé hacia el hombre.

Al entrar en conversación, me informó que alguien acababa de comprarle una taza fresca de café y una buena comida caliente. Me informó que había otro hombre más allá, en la misma calle, en Walgreens (supermercado y farmacia), que realmente necesitaba mi ayuda.

En este punto, una conversación privada pasó rápidamente por mi cabeza, “¿Qué? Como si no fuera suficientemente incómodo caminar hasta usted. ¿Cómo me voy a molestar aún más conduciendo por la calle buscando a alguien a quien ni siquiera conozco?”

Asentí cortésmente con la cabeza, bendije al hombre y comencé a caminar hacia mi carro sintiéndome aliviado porque mi responsabilidad había terminado.

Al comenzar a alejarme, todavía me debatía entre ir o no a Walgreens y buscar a alguien a quien ni siquiera conocía.

No escuché una voz de Dios diciendo que tenía que hacerlo. No necesariamente sentí un impulso del Espíritu. Lo que sucedió fue un momento de claridad en el cual un pensamiento sencillo y a la vez estimulante entró en mi mente: “podría ser mi hijo.”

A todos nos golpean tiempos difíciles. La gente queda desposeída por una variedad de razones que van desde adicción, enfermedad mental, lesiones, colapso financiero sin familia que le ayude, etc. Ese hombre era el hijo de alguien. Podría ser incluso el hermano o el padre de alguien, tío o sobrino pero, ¿qué si fuera mi hijo?

Bueno, el debate terminó. Conduje alrededor y lo busqué hasta que lo encontré caminando hacia otro establecimiento buscando alivio de la intemperie.

No voy a compartir todo lo que decidí hacer para ayudar al hombre, pero diré que fue mucho más fácil pensando en la realidad de que podría ser mi hijo. Sentí compasión (no lástima) en una forma en que no la había sentido en mucho tiempo.


Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios. –Sal. 116:5

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