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Wednesday, February 1, 2017

Impossible Wrapped In Ordinary (Lo imposible envuelto en lo común)

"For with God nothing is impossible." -Luke 1:37 (JUB)

"Jesus looked at them and said, 'With man this is impossible, but not with God; all things are possible with God.'" -Mark 10:27 (NIV)

When we think of God doing the impossible, we usually expect it to be dramatic - like the Red Sea parting or the sun standing still.

But sometimes when God does the impossible, it's wrapped in ordinary.

A newborn baby crying, a mother holding him...something that happens every day. Then one day it was the Son of God as a baby crying. It was the Creator held in the arms of a young woman He created.

That God would become a man is impossible. Yet He did it. Not in a dramatic descent from the skies, but in an ordinary way. He came as a baby, born like every child, with tears and pain followed by joy.

For more than 30 years Jesus walked this earth as God among men. Every moment from Jesus' conception to His ascension was God doing the impossible. Yet most of those moments came in ordinary wrapping - a baby laughing, a young boy running and playing, a Rabbi speaking to crowds, a teacher instructing His disciples....

Some people recognized that Jesus was more than a mere man. Some of them saw past the ordinary to the miraculous. How often do we?

Can we see past the ordinary wrapping to recognize the impossible things God is doing in our lives?

...giving us grace to forgive
...revealing the truth we've sought for so long
...sending provision we need the moment we need it
...making us aware of His presence with us
on and on.

Sometimes we get so caught up in the busyness of life, I think we take for granted the miracles God is doing for us every day.

Underneath so many "ordinary" experiences, if we'll look for it, is the reality of a God who still does the impossible.

Praise His name!

"I am the LORD, the God of all mankind. Is anything too hard for me?" -Jeremiah 32:27


Lo imposible envuelto en lo común

“Porque para Dios no hay nada imposible.” –Lc. 1:37 (NVI)

“Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.” –Mr. 10:27 (RV60)

Cuando pensamos en Dios haciendo lo imposible, con frecuencia esperamos que sea algo dramático – como abrir el Mar Rojo o que el sol se quede quieto.

Pero a veces cuando Dios hace lo imposible, viene envuelto en común.

Un recién nacido llorando, una madre sosteniéndole… algo que sucede todos los días. Luego, un día fue el Hijo de Dios llorando cuando bebé. Fue el Creador sostenido en los brazos de una joven que Él creó.

Que Dios se convirtiera en hombre es imposible. Sin embargo, lo hizo. No en un descenso dramático desde los cielos, sino en una manera común. Vino como bebé, nació como todos los niños, con lágrimas y dolor seguidos por gozo.

Por más de 30 años Jesús caminó en esta tierra como Dios entre los hombres. Cada momento desde la concepción de Jesús hasta su ascensión fue Dios haciendo lo imposible. Pero la mayoría de esos momentos vinieron en envoltura común – un bebé riendo, un niñito corriendo y jugando, un Rabino hablando a las multitudes, un maestro instruyendo a Sus discípulos…

Algunas personas reconocieron que Jesús era más que un hombre común y corriente. Algunos vieron lo milagroso más allá de lo común. ¿Con cuánta frecuencia lo hacemos nosotros?

¿Podemos ver más allá de la envoltura común y corriente para reconocer las cosas imposibles que Dios está haciendo en nuestras vidas?

… dándonos gracia para perdonar
… revelando la verdad que hemos buscado por tanto tiempo
… enviando la provisión que necesitamos en el momento en que la necesitamos
… haciéndonos conscientes de Su presencia con nosotros
Una y otra vez.

A veces nos quedamos tan atrapados en las ocupaciones de la vida, que creo que tomamos por sentados los milagros que Dios está haciendo para nosotros todos los días.

Bajo tantas experiencias “comunes,” si la buscamos, está la realidad de un Dios que todavía hace lo imposible.

¡Alabado sea Su nombre!

“He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” –Jer. 32:27

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